En las últimas dos décadas, el movimiento de la psicología positiva ha iluminado la investigación psicológica con su ciencia de la felicidad, el potencial humano y el florecimiento. Argumenta que los psicólogos no solo deben investigar las enfermedades mentales, sino también lo que hace que la vida valga la pena vivir.
El padre fundador de la psicología positiva, Martin Seligman, describe la felicidad como experimentar emociones positivas frecuentes, como alegría, emoción y satisfacción, combinadas con sentimientos más profundos de significado y propósito. Implica una mentalidad positiva en el presente y una perspectiva optimista para el futuro. Es importante destacar que los expertos en felicidad han argumentado que la felicidad no es un rasgo estable e inmutable, sino algo flexible en el que podemos trabajar y, en última instancia, esforzarnos.
He estado dirigiendo talleres de felicidad durante los últimos cuatro años basados en la evidencia del campo de la psicología anterior. Los talleres son divertidos y me he ganado la reputación de» Señora Feliz», pero lo último que querría que alguien creyera es que estoy feliz todo el tiempo. Luchar por una vida feliz es una cosa, pero esforzarse por ser feliz todo el tiempo no es realista.
Investigaciones recientes indican que la flexibilidad psicológica es la clave para una mayor felicidad y bienestar. Por ejemplo, estar abiertos a las experiencias emocionales y la capacidad de tolerar períodos de incomodidad puede permitirnos avanzar hacia una existencia más rica y significativa.
Los estudios han demostrado que la forma en que respondemos a las circunstancias de nuestra vida tiene más influencia en nuestra felicidad que los eventos en sí mismos. Experimentar estrés, tristeza y ansiedad a corto plazo no significa que no podamos ser felices a largo plazo.
Dos caminos a la felicidad
, Filosóficamente hablando, hay dos caminos para sentirse feliz, el hedonista y la eudaimónica. Los hedonistas opinan que para vivir una vida feliz debemos maximizar el placer y evitar el dolor. Este punto de vista se trata de satisfacer los apetitos y deseos humanos, pero a menudo es de corta duración.
En contraste, el enfoque eudaimónico tiene una visión a largo plazo. Argumenta que debemos vivir auténticamente y por el bien común. Debemos buscar el significado y el potencial a través de la bondad, la justicia, la honestidad y el coraje.
Si vemos la felicidad en el sentido hedonista, entonces tenemos que seguir buscando nuevos placeres y experiencias para «recargar» nuestra felicidad. También trataremos de minimizar los sentimientos desagradables y dolorosos para mantener nuestro estado de ánimo alto.
Sin embargo, si tomamos el enfoque eudaimónico, nos esforzamos por tener sentido, utilizando nuestras fortalezas para contribuir a algo más grande que nosotros mismos. Esto puede implicar experiencias y emociones desagradables a veces, pero a menudo conduce a niveles más profundos de alegría y satisfacción. Por lo tanto, llevar una vida feliz no se trata de evitar tiempos difíciles; se trata de ser capaz de responder a la adversidad de una manera que le permita crecer a partir de la experiencia.

Crecer de la adversidad
La investigación muestra que experimentar la adversidad en realidad puede ser bueno para nosotros, dependiendo de cómo respondamos a ella. Tolerar la angustia puede hacernos más resistentes y llevarnos a tomar medidas en nuestras vidas, como cambiar de trabajo o superar las dificultades.
En estudios de personas que enfrentan un trauma, muchos describen su experiencia como un catalizador para un cambio y una transformación profundos, que conducen a un fenómeno conocido como «crecimiento postraumático». A menudo, cuando las personas han enfrentado dificultades, enfermedades o pérdidas, describen sus vidas como más felices y más significativas como resultado.
A diferencia de sentirse feliz, que es un estado transitorio, llevar una vida más feliz se trata del crecimiento individual a través de la búsqueda de significado. Se trata de aceptar nuestra humanidad con todos sus altibajos, disfrutar de las emociones positivas y aprovechar los sentimientos dolorosos para alcanzar nuestro máximo potencial.